Cualquier momento del año es bueno pero, ahora, con tantas bodas y comuniones, siempre tenemos la misma duda: «¿qué peinado elijo para este look?». ¿Liso? ¿Con ondas? ¿Recogido? ¿Y si opto por un corte radical?
Más allá de gustos, el óvalo de la cara nos da pistas sobre el peinado más favorecedor.
Rostro triangular: si nuestra frente es más ancha, tenemos los pómulos marcados y la barbilla afilada, compensaremos con volumen a los lados. Las ondas son una buena apuesta. De igual manera, nos podremos permitir un flequillo ligero que suavice la parte de la frente.
Rostro rectangular: la frente y la mandíbula tienen el mismo ancho, lo que nos da una sensación de cara alargada. En este caso, elegiremos cortes a capas y flequillos ladeados para dar volumen y romper con las líneas rectas de la cara.
Rostro cuadrado: es similar al caso anterior pero el rostro no es tan alargado. Tendríamos el efecto óptico de que la cara tiene el mismo tamaño de ancho que largo. Se caracterizan por tener la mandíbula muy marcada. Por ello, compensaremos añadiendo volumen en la parte superior. Recogidos con volumen en la parte del flequillo son ideales.
Rostro ovalado: es quizá la cara más proporcionada y, por tanto, puede jugar más con el tipo de peinado. No habría problema en llevar pelo largo o corto u optar por suelto o recogidos.
Rostro redondo: las dimensiones serían similares al de rostro cuadrado pero sus formas son más sutiles, no tienen la mandíbula tan marcada. Aún así, elegiríamos una fórmula similar: peinados con volumen en la parte superior, independientemente de tener pelo corto o largo. Las diademas o algún complemento que llame la atención sobre la parte alta de la cabeza también son válidas.
Con estos consejos, podréis cambiar vuestro look completamente con tan solo cambiar el corte de pelo. ¿Os atrevéis?