Iniciamos el 2016 como si de un libro en blanco se tratara. Es momento de intentar cambiar todo aquello que no nos gustó del pasado año, pero preservar nuestra esencia, nuestra filosofía. Cada uno somos únicos, y así nos tienen que querer, con nuestros defectos y virtudes.
En los primeros días de este año, me gustaría compartir con vosotros mis propósitos de Año Nuevo, y que vosotros me contarais los vuestros.
- Si me siento bien por dentro, también me sentiré por fuera. No hay cambio de imagen ni consejo de imagen que valga si nosotros no nos sentimos bien por dentro. Estar en paz con uno mismo es la mejor manera de transmitir belleza y serenidad a los demás.
- Pero muchas veces, un cambio exterior es una declaración de que las cosas van a cambiar. Una vez convencidos de lo que queremos ser y hacia dónde queremos ir, un cambio en nuestro aspecto nos recarga las pilas: un corte de pelo, esa minifalda que no me atrevía a ponerme, voy a vestir como realmente me siento, etc.
- Dejaré de preocuparme por los problemas antes de que lleguen. Porque salen arrugas, porque no nos dejan dormir, porque nos hacen más serios de lo que somos, convenzámonos de que, si no podemos hacer nada por el momento, no merece la pena malgastar ni un segundo de nuestra vida en pensar qué podríamos hacer.
- Y como no me voy a preocupar por lo que no puedo solucionar, dormiré como un bebé. Y por tanto, me levantaré radiante, con mucha energía para hacer cosas, para demostrar quién soy.
- Mejoraré mi alimentación. El abuso de grasas y alimentos precocinados, el tabaco, el alcohol, solo provocan polución en nuestro interior. Y los elementos negativos terminan reflejándose en nuestro exterior. Comprobad cómo mejora vuestra piel evitando este tipo de elementos en vuestra vida diaria.
- Moveré mi cuerpo para liberar endorfinas. Porque me encanta bailar, porque la gente vital atrae la buena suerte, porque haciendo deporte se conoce a mucha gente… ¡Este año, nos movemos!
- Este año, conseguiremos nuestros sueños. Porque no hay nada imposible, ni nadie que pueda hacernos cambiar de opinión. Porque ¿estamos locos?
“Lo mejor será que bailemos”
“¿Y qué nos juzguen de locos, Sr. Conejo?”
“Usted conoce cuerdos felices?”
“Tiene razón, ¡¡bailemos!!”.
(Alicia en el País de las Maravillas. Lewis Carroll)