Trucos para perder el miedo a hablar en público

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Una de los principales temores a los que nos enfrentamos a lo largo de nuestra vida es a hablar en público. Y no hace falta que sea ante un auditorio. Puede ser un pequeño discurso en un evento familiar o en un encuentro con amigos. El solo hecho de hablar ante varias personas nos produce un miedo escénico que, en ocasiones, puede hasta paralizarnos.

Es normal que nos sintamos nerviosos ya que sentimos cierta responsabilidad sobre nuestro discurso y sobre cómo lo entenderá el público. Pero, ante todo, es una cuestión de autoestima, a la que podemos aplicar ciertos consejos para superar el "trago".

Respirar hondo: el control mental y de la respiración es fundamental para afrontar ciertos momentos vitales. Yo, por ejemplo, practico pilates y yoga, lo que me ayuda a controlar precisamente la respiración, no acelerarla y calmar la mente. Respirar con calma diez veces, llenando los pulmones y soltando el aire con calma, nos ayuda a controlar nuestros impulsos.

Mirar al auditorio pero no fijar la vista en nadie (truco solo apto para principiantes): Salvo que tengamos mucha experiencia en presentaciones y nos sintamos cómodos conectando nuestros ojos con los ojos de distintas personas de nuestro público, es mucho mejor dirigir la mirada al auditorio pero no fijar la mirada en nadie en concreto. De esta manera, podremos concentrarnos en nuestro discurso, no distraernos con los movimientos que veamos y no desanimarnos si vemos a alguien desconectado.

Hablar de manera pausada y enfatizar: si estamos nerviosos solemos acelerar discurso. No es cuestión de querer terminar antes sino de que querer decir muchas cosas en poco tiempo. De ninguna manera es un buen camino, ya que tendemos a perder el hilo, descolocar el mensaje y hacerlo ininteligible. Si nuestro público no nos entiende, si perdemos su complicidad, nuestra presentación no sirve para nada. Por ello, es mejor tener preparado dos o tres mensajes en forma de titulares y explicarlos uno detrás de otro, cambiando de ritmo y dándole agilidad al discurso. Ya en el turno de preguntas podremos explayarnos.

Apoyar nuestro mensaje en gestos: la postura comunica más de lo que pensamos (al igual que la imagen y el vestuario). Hagamos cómplice de nuestro mensaje al público a través de gestos como las manos hacia delante y los brazos abiertos. Miremos hacia un lado y hacia otro. Utilicemos las manos para acompañar nuestro mensaje. Es mucho más pedagógico ver a un orador moviéndose por el escenario explicando su presentación que detrás de una mesa o atril.

Hacer preguntas al inicio de la exposición: es un truco muy manido pero nunca viene mal si estamos ante un auditorio distraído. Preguntar sirve para conectar con nuestro público y saber cuál es su percepción inicial del tema que vamos a tratar. Cuidado con los chistes porque normalmente no suelen hacer gracia así que siempre es mejor intentar ser proactivo, empático y natural que empezar "pasándonos de listos".

Realizar silencios tras frases o ideas clave: sobre todo en exposiciones con varios oradores, después de varios discursos, el público comienza a aburrirse. Solemos tener la manía de prepararnos las presentaciones al pie de la letra y soltarlas del tirón. Salvo que manejemos muy bien nuestro tono y timbre de voz, suelen ser discursos muy monótonos. Por ello, no viene mal hacer un silencio de unos segundos tras alguna de las ideas fundamentales. De esta manera, romperemos el ritmo y llamaremos la atención del auditorio.

Apoyarse en presentaciones y material gráfico: en este caso, entraríamos en el campo de las presentaciones a través de imágenes o power points, que ya se merecen todo un post, pero sí os puedo comentar que apoyarse en una presentación con algunos puntos claves (solo algunos, no párrafos) ayuda a los asistentes a seguir el hilo de la exposición y a nosotros a tener un punto de apoyo por si en algún momento nos quedamos en blanco.

Siempre prepararse el discurso pero ser natural en la exposición: esto quizá es lo más complicado. Nunca, nunca se improvisa, por muy bien que se nos de hablar en público o por muy extrovertidos que seamos. Pero si es cierto que, a la hora de exponer nuestra presentación, es mucho mejor hacerlo de manera natural, como si estuvieramos hablando a unos amigos o familiares.

Como ejemplo de exposiciones, siempre os recomendaría los vídeos de TED. Son toda una muestra sobre cómo exponer de manera clara, sencilla y muy atractiva distintos temas.

Espero que estos consejos os ayuden a tener confianza a la hora de hablar en público.