Existen distintos actos sociales que vienen determinados por una etiqueta protocolaria. En una boda, los novios, padrinos e invitados deben vestir de una manera concreta. En una Primera Comunión, el protocolo no es tan estricto pero las buenas manera sí indican que evitemos vestidos demasiado festivos. El funeral es otro acto en el que el vestir cuenta con unas indicaciones.
El objetivo del protocolo no es ni mucho menos dificultar las cosas sino favorecer las relaciones sociales a través de distintas normas. Con las prendas que elegimos para cada momento no solo nos vestimos, también estamos comunicando.
Por ello, al contrario de lo que se piensa, en un funeral no es estrictamente necesario vestir de negro pero sí es cierto que, por respeto a los familiares, recomendamos usar colores oscuros o neutros. De esta manera, nos solidarizamos con el sentimiento del acto a través de unos colores que muestran también nuestro pesar.
El LBD o vestido corto negro es una de las opciones recomendadas para asistir a un funeral, a ser posible, siempre con medias o panties en negro cristal y salones negros a juego. También podemos optar por el pantalón oscuro combinado con una camisa blanca. El blanco es un color neutro que expresa paz y tranquilidad. Es más, en muchos países el blanco es el color del luto.
En definitiva, a la hora de asistir a un funeral, pensemos cómo podemos acompañar a los familiares directos con nuestro vestuario. Es una cuestión más bien de sentido común, ¿nunca llevaríais colores chillones o tejidos como las lentejuelas, verdad? Es demasiado festivo. Esa es la reflexión que tenemos que hacer cuando estemos ante el armario preparándonos para asistir a un acto de este tipo.